No con consignas.
Para “romper una relación enfermiza”, de nada sirve eliminar a la otra parte directamente, o desconectar el vínculo. La abstinencia no es una acción ni un eslogan, sino un proceso de "remodelación de uno mismo". Es el resultado natural de recuperar el yo roto y perdido y mejorar la fuerza interior. Así que no sirve de nada pensar en dejarse llevar todo el día. Tienes que pensar en cómo dejarte llevar.
Cuando los amantes evitativos quieren dejarse llevar, suele ser porque sienten que el "negligencia continua" ha tenido diversos grados de impacto en su cuerpo y mente. Ansiedad, depresión, pérdida del sentido de valor... La sensación de perder el control no es sólo una pérdida de seguridad, sino también una falta de "control" de uno mismo.
Es como si estuvieras conduciendo por la carretera y un coche cambiara de carril a voluntad, pisara el freno y perdiera el control. En este momento, ya sea por evitación o por neurosis, ¡primero déjese detener de manera segura! La ansiedad pondrá a los amantes en un estado emocional pasivo, humilde y exigente, provocando cada vez más fricciones internas y haciéndolos sentir atrapados aunque quieran escapar. De hecho, solo haga una cosa: detenerse y arreglar los frenos primero, y luego decidir si tomar este camino o cambiarlo.
Reparar un coche es mejorar tu capacidad para afrontar los problemas. En pocas palabras:
1. Entrar en una relación y perder la cabeza se debe a la obsesión. Tenga altas expectativas para una persona y trate a la otra como salvación. Esto requiere una comprensión clara de uno mismo. ¿Qué quiero? ¿Qué puede darme la otra parte? ¿Qué parte de ti tiene que enfrentar dificultades?
2. Mejorar la capacidad de gestionar las emociones. Algunos amigos dirán: "Simplemente no puedo pensar en eso, no puedo aceptarlo, y cuanto más lo pienso, más me enojo". La gestión emocional no se trata de reprimir o tolerar lo que hay que aceptar. No son sólo las cosas malas que te pasan. Por ejemplo, no es necesario reconocer experiencias como el rechazo, la violencia fría, etc. Lo que realmente hay que aceptar son "las malas emociones y sentimientos internos que son causados por la realidad objetiva que no sucede como esperabas".
3. Mejorar las habilidades comunicativas. El requisito previo para la comunicación es la comprensión. Primero debes intentar comprender cómo piensan las diferentes personas. Muchos conflictos ocurren porque malinterpretas las ideas de la otra persona. Por ejemplo, después de escuchar la primera mitad de una oración, puedes completar el significado detrás de ella. Cuando una oración es ambigua, no la interpretes tú mismo. Cuanto más lo pienso, más me enojo. ¡Pregúntale claramente a la otra persona cuáles son sus intenciones! Por ejemplo, para evitar el pesimismo y la negatividad, no es necesario "conducirla" a aceptar sus suposiciones. Porque existe una alta probabilidad de que no defienda ni aclare, y el silencio provocará malentendidos. "¿Crees que estoy gorda?" No importa si la otra parte no responde. De hecho, la escala es más fiable que su respuesta.