Modismos de fábula

Los modismos legendarios incluyen que Ye Gong ama al dragón, el zorro finge ser el tigre y la serpiente es superflua.

1. Ye Gong ama los dragones

"Ye Gong ama los dragones" generalmente se refiere a personas a las que les gusta perseguir la fama o la vanidad en lugar de centrarse en intereses reales. El origen de este modismo es una historia del Período de los Reinos Combatientes en China. Se dice que a Ye Gong, el ministro del estado de Chu, le gustaban mucho los dragones e incluso quería tener un dragón real. Para ello, buscó huevos de dragón por todas partes y ofreció una gran suma de dinero para comprarlos. Sin embargo, es obvio que el dragón no existe, por lo que el comportamiento de Ye Gong se considera estúpido y absurdo.

2. El zorro finge el poder del tigre

El origen de este modismo se remonta al capítulo "Zhuangzi: Foreign Things". La historia cuenta la historia de un zorro que descubrió un tigre descansando en un árbol, se hizo pasar por amigo del tigre y asustó a otros animales para asustarlos, logrando finalmente el propósito de cazar.

Hoy en día, "el zorro pretende ser el poder del tigre" se ha convertido en un modismo de uso común, generalmente utilizado para describir a aquellos que usan el poder o los derechos de otras personas para amenazar, intimidar o explotar a otros. Por ejemplo, un funcionario de bajo nivel puede confiar en sus superiores para intimidar y amenazar a la gente; o el propietario de una empresa puede utilizar la autoridad de la empresa para intimidar y explotar a los empleados.

3. Superfluo

"Superfluo" es un modismo utilizado para describir hacer algo redundante o innecesario. Hoy en día, "superfluo" se ha convertido en un modismo de uso común, generalmente utilizado para referirse a hacer cosas de manera innecesaria o incluso dañina. Por ejemplo, agregar demasiadas modificaciones, buscar deliberadamente efectos magníficos, etc., puede considerarse "superfluo". Este modismo también se puede utilizar para advertir a las personas que sean buenos captando la esencia de las cosas y que no persigan ciegamente una decoración superficial o una apariencia hermosa.