Apreciación de la poesía moderna con el diálogo como tema
No, este cuerpo pesa demasiado y por fin ha llegado al final.
Toma mi mano como siempre lo has hecho, Padre.
Hijo, estoy tan débil que mi mano está sujeta por su propio peso.
No puedo ganármelo.
Padre, ¿por qué no respiras ni bebes?
No, pronto me convertiré en aire, agua y todo.
Padre, ¿qué comerás de ahora en adelante?
¿Suciedad? ¿semilla? ¿silencio? No, yo tampoco lo sé
Pero sé que nunca más volveré a pasar hambre.
El reloj de tu muñeca se ha parado. Déjame darle cuerda.
No, hija mía, no necesito más tiempo.
Entonces déjame ponerte los zapatos.
No, ya no soy necesario en este camino.
Padre, ¿todavía lees este libro?
Mira, pero no puedo abrir los ojos
Quizás debería leer algunos libros sin ojos.
Padre, ¿tú también quieres conseguir la caña de pescar?
No, de ahora en adelante todos los viejos pescadores del río seré yo.
Soy su sombra fiel detrás de ellos.
Papá, hoy es tu cumpleaños.
Sí, voy a nacer en otro mundo.
Padre, ¿por qué me abandonaste?
No, me has estado siguiendo.
Acabo de entrar en otra habitación.
Pronto encontrarás también su puerta.
Padre, quiero escuchar lo que tienes que decir.
Pues escucha, lo he estado hablando en tu memoria
Pero, Padre, cuánto te amo.
Buen chico, yo también, ni siquiera la muerte puede detenerlo.