Muerte de Ciro el Grande.

Ciro reinó durante 29 años (alrededor del 558 a. C. al 529 a. C.), pero cómo murió finalmente siempre ha sido un misterio histórico. Según los registros del historiador griego Heródoto, después de que Ciro ocupó Babilonia, giró hacia el noreste e intentó conquistar a los pueblos nómadas de Asia Central. Heródoto dijo que ésta fue la "guerra más violenta" librada por "bárbaros" (no griegos). La mayor parte del ejército persa murió y el propio Ciro murió en el campo de batalla. Después de la batalla, la reina Tomilis de Massageta llenó su bolsa con sangre humana para vengar la muerte de su hijo. Luego encontró el cuerpo de Ciro entre los persas muertos, le cortó la cabeza y la metió en su bolsa de piel llena de sangre.

Sin embargo, de tal palo, tal hijo, su hijo Cambises II derrotó rápidamente a la reina Masajeta y recuperó el cuerpo de su padre. El cuerpo de Ciro fue enterrado en su antigua capital, Pasar, Gadda (situada en la actual provincia de Fars), y se ganó el respeto eterno. 200 años después, Alejandro Magno, que fue destruido por el Imperio Persa, llegó aquí desde Grecia. En lugar de destruir su tumba, ordenó su restauración. La tumba de Ciro ha estado en pie durante 2.500 años. En un pilar junto al mausoleo todavía se puede ver claramente una inscripción: "Soy el rey Ciro, miembro del clan aqueménida".