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Historia idiomática sobre robar una campana de la oreja

Este modismo cuenta la historia de alguien que roba una campana tapándose los oídos, pensando que ni él ni los demás pueden oírlo. Una metáfora del autoengaño.

La historia idiomática de robarse la campana de la oreja

Había una vez un hombre que era estúpido y egoísta. También tiene la mala costumbre de aprovecharse. No importa lo que le guste, siempre hace todo lo posible por conseguirlo, incluso robarlo. Una vez le gustó una campana que colgaba de una puerta. El timbre de esta puerta es muy delicado, hermoso y muy ruidoso. Pensó, ¿cómo puede conseguirlo? Finalmente decidió robar. Sabía que si tocaba el timbre con la mano, sonaría. Cuando suena el timbre, el oído oirá el timbre, y cuando suena, se encuentra a la persona. No recibirás una campana. Entonces, ¿qué debemos hacer?

De repente pensó en una manera. Pensó que cuando sonara el timbre, sus oídos lo oirían. ¿Taparte los oídos y no puedes oír? Entonces, usó inteligentemente este método para robar el timbre. Una noche, llegó silenciosamente a la puerta principal a la luz de la luna. Extendió la mano para tocar el timbre, pero estaba demasiado alto para alcanzarlo, por lo que tuvo que regresar decepcionado. ¿Qué quiere hacer cuando llegue a casa?

Quería que su vecino sordo robara la campana juntos, para poder subirse a sus hombros para coger la campana. Pero tenía miedo de que otros no lo hicieran y robaran con ellos, así que tuve que subirme al taburete y tocar el timbre yo solo. La noche siguiente, caminó de puntillas hasta la puerta con un taburete. Se subió al taburete, se tapó los oídos con una mano y cogió el timbre con la otra. Inesperadamente, apenas tocó el timbre, sonó el timbre. El dueño de la casa se enteró y lo atrapó. Como los oídos de otras personas no están tapados, aún pueden escuchar el zumbido.

Esa es la historia. Al final tampoco le tocó la campana. Más bien, no lo atrapes.