Introducción a la Declaración Médica de Ginebra

Cuando inicié la profesión médica, prometí solemnemente dedicar mi vida al servicio de la humanidad. Ejerceré mi profesión con conciencia y dignidad. La salud de mis pacientes será mi primera consideración. Respetaré la confidencialidad que me brindan mis pacientes. Haré todo lo que esté a mi alcance para preservar el honor y las valiosas tradiciones de la profesión médica. Mis camaradas son todos mis hermanos. No permitiré que la religión, el origen nacional, la afiliación política o el estatus interfieran con mis responsabilidades y mi relación con mis pacientes. Mantengo el más alto respeto por la vida humana desde su concepción y nunca utilizaré mis conocimientos médicos para violar las normas humanitarias, ni siquiera bajo amenaza. Prometo esto solemnemente de corazón y por mi honor. ——La Declaración de Medicina de Ginebra de 1948