Poemas sobre la Noche de Flores y Hierba
Igual que el fuerte viento de primavera, que sopla en la noche y se lleva los pétalos de miles de perales.
Se mete en las persianas de nácar, moja las cortinas de seda, un abrigo de piel se siente frío al tacto, un algodón es fino.
El arco se vuelve rígido y casi imposible de tensar, lo que dificulta proteger tu armadura.
El hielo insondable del mar de arena, las nubes lúgubres y miles de kilómetros de condensación.
Pero brindamos por nuestro invitado que regresaba del campamento, tocando su salvaje laúd, guitarra y arpa.
Hasta el anochecer, cuando la nieve aplasta nuestras tiendas y nuestra bandera roja helada no ondea al viento.
Lo vimos caminar hacia el este a través de Wheel Tower Gate y adentrarse en los ventisqueros de Zenith Road.
Luego desapareció al doblar la curva, dejando solo huellas de cascos.