Confesiones a su esposa

Si no hay sinceridad, escribe esto en la pizarra y ata una cuerda alrededor de tu cuello.

Luego, durante la hora pico del día, tienes que ir al cruce por donde debe pasar tu esposa para salir del trabajo, arrodillarte sobre los vidrios rotos, y luego tomar un altavoz y gritar una y otra vez: "¡Cariño, me equivoqué! !!"

Te garantizo que a partir de ahora habrá muchas palabras en Internet nacional: "Hermano equivocado"