Poesía sobre juegos
La mitad transcurrió rápido y el marcador estaba muy por delante.
Descansa y bebe del dulce manantial, y la sonrisa en tu rostro juvenil no podrá ocultarse.
No has visto que desde la antigüedad, los soldados arrogantes serán derrotados, dejando atrás arrepentimientos y odio vacíos.
Los ojos cansados callan cada día, mudos y fríos al viento.
De repente escuché vítores del otro lado, llenos de amargura y más de tristeza.
El viento invernal es tan despiadado que me sopla el alma.
En aquel entonces, era valiente y hábil en la lucha.
Mientras hablaba y reía, tenía miedo.
Inocente y natural, regateando y disparando.
Las nubes y el agua que fluyen tienen muchos abanicos y los arreglos florales cambian de dirección.
Una persona puede pasar en dos pasos y su poder es imparable.
Montando a caballo, haciendo reverencias y disparando al cielo, riendo, cayó en una canasta hueca.
¿Quién puede estar loco si yo no soy frívolo?