El mayor dolor en la vida es no poder expresarlo.
Cuando una persona recuerda el sufrimiento que ha sufrido, puede decir que ese no es un sufrimiento real. Puede ser tan doloroso que no puedo hablar, no puedo encontrar una salida, no puedo encontrar palabras para describirlo y no puedo expresarlo. Debe quedar muy amargo.
Nueve de cada diez veces, la vida será infeliz. Las personas inteligentes no hablarán del sufrimiento a la ligera, sino que captarán firmemente uno o dos puntos de la felicidad. Las personas tontas se aferrarán a su desgracia.
Cada polvo es sufrimiento, sufrimiento, convirtiendo el sufrimiento en sufrimiento, no en sufrimiento. Entre ellos, lo más importante es la práctica.
No hablar de sufrimiento no es autorepresión, sino ver la vida. Es una especie de sabiduría que no lucha en vano, y una especie de valentía para luchar contra el sufrimiento.
Un día estaremos agradecidos con nosotros mismos por ser pacientes, no derrotados por el sufrimiento e indiferentes al sufrimiento.