Una composición sobre el tema de la regresión.
En un abrir y cerrar de ojos, han pasado diez años desde que Hong Kong, la Perla de Oriente, volvió al abrazo de su patria. Dado que este año coincide con el décimo año, hay muchos informes sobre Hong Kong en los medios. Como resultado, mis pensamientos se remontaron a hace diez años.
En 1997 todavía estaba soltero. Tengo día libre el 30 de junio. Temprano en la mañana, fui a comprar suficiente comida para tres días, porque planeaba quedarme frente al televisor durante los próximos días para ver cómo Hong Kong regresaba a la gran familia de la patria. En un día así de regocijo nacional, la comida ciertamente debería mejorarse. Recuerdo que compré patas de cerdo que me gustaba comer. Después de preparar el desayuno, comencé a ver programas de televisión sobre el regreso de Hong Kong.
Mientras veía la televisión, también grababa los maravillosos programas en el vídeo para verlos más tarde. Alrededor de las 11 de la noche busqué todas las estaciones de televisión que podía recibir. Se descubrió que, a excepción de una estación provincial que transmitió un programa de gala que celebraba el regreso de Hong Kong a la provincia, todas las demás estaciones de televisión y todos los canales transmitían programas de CCTV en paralelo. Esta es la primera vez que me encuentro con este fenómeno.
Cuando llegó el 1 de julio, escuché el largo y cálido sonido de petardos por todas partes. Sé que este es el pueblo de Chengjiang celebrando el regreso de Hong Kong. Durante toda la noche vi la televisión. Por un tiempo, me quedé dormido inconscientemente mientras lo miraba. Después de despertarme, seguí mirando. Durante el día, ni siquiera di un paso fuera de la puerta. Esta es la primera vez que veo televisión continuamente durante tanto tiempo.
Durante la noche de insomnio dando la bienvenida al regreso de Hong Kong, mi mente no podía calmarse. Me vinieron a la mente muchos acontecimientos humillantes del pasado de la historia moderna de China. La pérdida de poder y la humillación nacional en el pasado me llenaron de justa indignación, pero el regreso de Hong Kong para borrar la vergüenza me llenó de alegría. Años más tarde expresé estas emociones en varios poemas.
Es un honor de nuestra generación poder presenciar con nuestros propios ojos el territorio que había sido ocupado por invasores extranjeros durante siglo y medio y ser reincorporado al territorio de la patria. El 1 de julio de 1997 fue un día lleno de felicidad en mi vida.