Ensayo No olvides tus instintos
Sentado en el tren rumbo a mi ciudad natal, viendo pasar el paisaje a lo largo del camino. Innumerables fragmentos de recuerdos vinieron a mí como una marea interminable, tragándome. Finalmente entendí que el amor por mi ciudad natal no se puede olvidar.
No importa el viento o la lluvia, primavera, verano, otoño o invierno, mi amor por mi ciudad natal es como una antorcha eterna que se apaga. Todo en mi ciudad natal es mi pareja. Puedo dormir tranquilamente en los brazos de mi ciudad natal, como un bebé en los brazos de mi madre, murmurando en sueños.
En primavera, el patio se llena de niños que juegan a las casitas, recogen las hojas más grandes y brillantes, las colocan en platos y compiten entre sí para ver cuál 'plato' es más delicioso. Me gusta perseguir abejas y bailar con mariposas en las flores, abrir los brazos y cerrar los ojos. La sensación de libertad parece balancearse en el aire.
Me enamoré del olor de las flores lilas en verano, me tiré sobre las ramas, las olí con atención y acaricié las delicadas flores, trazando los contornos con las yemas de los dedos. A menudo siento que perseguir mariposas es como perseguir mi sueño de convertirme en sirena, que está fuera de mi alcance.
Las peras maduran en otoño Mi pareja y yo cogimos cubos pequeños y recogimos las más grandes y redondas para llevarlas a casa, y luego las metimos en el frigorífico para hacer peras congeladas. Mi madre cortó las peras en pedazos y me las dio de comer con palillos. Siempre sentí que la sonrisa de mi madre era más dulce que mis peras.
El jardín de abajo es mi compañero de juegos en los plateados días de invierno. El hielo de los aleros se volvió más afilado con el viento rugiente. Era lo más refrescante y delicioso del invierno. Cuando era joven, siempre lo lamí una y otra vez hasta que se me entumeció la lengua. Grita a la luna brillante: "Hay una luna brillante en invierno, pregúntale al hielo al cielo azul".
¡Ah! ¡hogar! Tengo muchas ganas de volver a tener esa infancia transparente, pero el tiempo no me permite ser obstinado, así que sólo puedo avanzar a ciegas. ¡Pero ciudad natal! Mi amor y afecto por ti nunca ni podrán ser olvidados.