¿Quién lo escribió? ¿Qué puedo usar para conservarte?
¿Qué puedo hacer para retenerte?
Te doy las calles pobres, los atardeceres desesperados y la luna de los arrabales rotos.
Te daré una mirada triste a la luna solitaria durante mucho tiempo.
Te presento a mis antepasados muertos, cuyos fantasmas la gente conmemora con canicas:
El padre de mi padre murió en la frontera de Buenos Aires, dos balas le atravesaron el pecho, la barba cuando murió, y los soldados envolvieron su cuerpo en piel de vaca; el abuelo de mi madre, que a la edad de 24 años dirigió a 300 soldados en una carga en Perú, es ahora un fantasma a caballo.
Te doy todo el insight que puedo incluir en un libro, toda la virilidad o humor que puedo tener en mi vida.
Te brindo la lealtad de alguien en quien nunca has creído.
Te entrego el núcleo de mí mismo que me esfuerzo por preservar: el núcleo que no forma palabras ni oraciones, que no comercia con sueños, que no se deja mover por el tiempo, la alegría y la adversidad.
Te regalo el recuerdo de una rosa amarilla que vi una noche muchos años antes de que nacieras.
Te doy tu propia explicación, tu propia teoría, tu propia noticia real y sorprendente.
Te entrego mi soledad, mi oscuridad y mis deseos internos; trato de impresionarte con confusión, peligro y fracaso.
1934