No sea supersticioso con el ensayo 300 sobre autoridad
Existe un cuento llamado “Olfateando la Manzana”, que cuenta la historia del gran filósofo Platón dando lecciones a unas personas que acudían a pedirle consejo. Platón sacó una fruta falsa y dejó que todos la olieran para ver qué olían. La mayoría de la gente diría: "¡Huelalo! ¡Huelalo! ¡Es la fragancia!". Una persona no olió la fragancia. Él no respondió. Pero cuando veo a todos los demás oliendo la fragancia. Comenzó a vacilar y a gritar a los hombres. ¡La sonrisa del rostro de Platón desapareció! Una verdad, una pregunta tan sencilla, frente a la autoridad. ¡Nadie lo consigue!
Sin embargo, algunas personas derrotan a la autoridad, y quienes derrotan a la autoridad son personas audaces. Hay una historia que sucedió en el equipo de mando. En ese momento había cientos de autoridades presentes en un juego. Muchos conductores descubrieron errores de puntuación durante la orden, pero nadie tuvo el coraje de señalarlos. Pensaron, con cientos de autoridades presentes, ¿cómo podía haber errores en la partitura? Se agregará el sistema de apellidos, y también descubrió ese error en el comando. No se atrevió a señalar su error en ese momento. Ordenó a la orquesta que actuara de nuevo, pero aun así encontró algo mal en la banda sonora, por lo que contuvo la respiración y se le ocurrió con valentía. El público inmediatamente estalló en aplausos. Resultó que escribieron deliberadamente lugares equivocados en la partitura. Creían que sólo los directores que pueden señalar errores con valentía están calificados para ser directores.
En la antigüedad, existía una persona así, que aún era un niño. Un día, el niño fue a jugar a la calle. Vi a un pintor mostrando su cuadro a todos y pidiéndoles que señalaran los errores en el cuadro. Todos los adultos presentes dijeron: "El cuadro es tan bueno, ¿cómo podría haber un error?" Justo cuando el pintor se sentía orgulloso, el niño entró corriendo, señaló el cuadro y dijo: "¡El cuadro está mal! El cuadro está mal". ¡Mal!" El pintor inmediatamente bajó la cabeza. Pregúntele al niño: "¿Cometí un error allí?" El niño señaló y dijo: "Cuando dos vacas pelean, ¿se les levanta la cola?" El pintor inmediatamente se sintió avergonzado. Todos aplaudieron.
La autoridad debe ser creíble, pero nadie es perfecto. La autoridad tiene la culpa. En este momento, usted debe señalar con valentía los errores en lugar de confiar ciegamente en la autoridad.