La cocina es un dojo y cocinar es práctica.
Durante más de un año, me he insistido en hacer tres comidas al día. Ha pasado un año y la cocina se ha convertido para mí en un lugar de práctica espiritual. Cocinar y convivir con diversos ingredientes se ha convertido en el método más tranquilizador.
La cocina es el lugar del hogar con más humo. No importa las dificultades que enfrentes en la vida, una comida caliente puede sanar tu alma.
Los niños están acostumbrados a comer la comida que cocino, y también les gusta comer la comida que cocino. Muchos años después, cuando crezcan y se vayan de casa, siempre habrá un momento en el que pensarán en la deliciosa comida de su madre. Todavía recuerdo la comida que mi madre me preparó la víspera del examen de ingreso a la universidad. Aunque no hay grandes pescados ni carnes, estimula mi entusiasmo.
Los alimentos también están vivos, y su misión es nutrir nuestro organismo. Enseñe a sus hijos a agradecer la comida y a agradecer los alimentos que les da la naturaleza.
Llevaré a los niños a cocinar juntos y les contaré cómo crecen los alimentos. Muéstreles cómo cocinar comidas deliciosas. Deje que los niños sientan que la comida se gana con esfuerzo y, naturalmente, la apreciarán y no la desperdiciarán.
Aprender a cocinar es una habilidad imprescindible para que una persona pueda vivir de forma independiente. Cuando no estés contento, prepárate una comida para calentarte.