Odin, rey de los dioses en la mitología nórdica
Odin es un dios tuerto y con barba blanca. Lleva un casco de águila y una armadura dorada, sostiene la lanza eterna Gnur, lleva el anillo dorado de Dropnil y se sienta en el alto trono con una vista de nueve mundos. A sus pies hay dos lobos feroces, Killi y Curic, dispuestos a proteger a Odín. Sobre sus hombros hay dos cuervos, Fujin y Unni. Volarán a través de nueve mundos e informarán a Odin. Cuando Odín planeaba un viaje, se ponía su capa y su sombrero ancho y montaba su Masrepnir de ocho patas por el cielo e incluso hacia el inframundo. De vez en cuando disfrutaba de un banquete en el salón de duelo, pero solo bebía vino y alimentaba con la carne de la mesa a dos lobos leales.
Como ya conocían el Crepúsculo de los Dioses por las profecías, para afrontarlo reunieron suficientes tropas y enviaron valquirias para recoger las almas de los muertos y convertirlos en heroicos guerreros. Aunque hizo todo lo posible por evitarlo, finalmente llegó y murió en la pelea con el demonio lobo Fenrir. Él es el creador de la caza salvaje en el folclore, liderando una aterradora banda de fantasmas en el cielo invernal, y las tormentas son los vientos de la muerte traídos por Odín. Odín hizo que los guerreros vikingos que creían en la mitología nórdica fueran valientes en el campo de batalla.