¿Cómo imitar la cascada escrita por Ye Shengtao, estudiante de segundo año en la edición de la Universidad Normal de Beijing?
No pude evitar dejar de escribir y mirar el alféizar de la ventana.
Nunca lo había visto tan tenaz en mi vida. Sólo hay un toque de verde fresco, salpicado del color de la vida en las ramas curtidas por la intemperie. No es obvio, y mucho menos perceptible, pero en mi mente, él brilla a la luz del sol. Camine hacia adelante y tóquelo suavemente, y podrá ver las venas claras de las hojas. Una sensación suave y confortable fluye entre los dedos, como las tiernas mejillas de un niño. Mira las hojas al lado de ellas. Algunos no están completamente estirados ni enrollados, y la parte superior es de color marrón rojizo, como una niña tímida.
El osmanthus de dulce aroma se ha marchitado aquí. No hay amigos a quienes detenerse y observar en este pequeño mundo vegetal en casa, y no hay una leve fragancia. Éste es el árbol del caucho que lleva diez años conmigo. Es tan humilde que ni siquiera se puede comparar con una flor sin nombre. Pero sigue creciendo. Debajo de las heridas crueles y rotas, una pieza, dos piezas… emerge silenciosamente un toque de nuevo verde. Compiten entre sí y dan a la gente un nuevo aliento.
"¡He recuperado la esperanza en la vida!", se ríen.
"¡He vuelto con vida!", gritaban emocionados.
Mientras acariciaba suavemente las esbeltas pero altas ramas con mis manos, una sensación de vicisitudes de la vida y una sincera admiración surgieron espontáneamente. Miré en silencio a este humilde árbol de caucho, sintiendo que no era sólo una planta ordinaria, sino un espíritu eterno. Ese toque de verde fresco, como un arroyo borboteante, fluye hacia mi corazón. Me quitó todos mis problemas e infelicidad, y también me quitó la pesada carga que pesaba sobre mi corazón. Lo que me quedó fue la alegría y el aliento de la confianza recuperada.
No puedo evitar pensar en la primera vez que vino a nuestra casa hace diez años y creció conmigo. Me vio crecer y formé una profunda amistad con él. Pero hace unos meses se redujo a la mitad. Una vez pensé con pesar que tal vez nunca sería tan próspero como antes.
Al ver que finalmente ha brotado y está lleno de vitalidad, mi corazón se llena de alegría y el toque de verde fresco fluye lentamente en mi corazón.
Las flores y las personas encontrarán varios contratiempos, pero el largo río de la vida es interminable. Toqué de nuevo la hoja tan suave como mi mejilla. Está subiendo ligeramente y está creciendo. Lo que me da es la motivación para seguir adelante.
Reflexioné durante mucho tiempo, bajé la cabeza y continué completando las pesadas tareas de aprendizaje. En este océano impredecible, parecía estar conduciendo un pequeño bote y comencé a explorar conocimientos...