La influencia de Barbara Kruger

“Tu cuerpo es un campo de batalla”. Este era el lema de uno de sus carteles en 1989, impreso en el rostro de una mujer. Posteriormente se difundió ampliamente y se convirtió en uno de los lemas más famosos del feminismo. Lo que quiere revelar es que en una sociedad patriarcal, los cuerpos de las mujeres siempre han existido como trofeos y propiedad de los hombres. Algunas de sus otras obras, como "My Face is Your Wealth", "We Are Ordered to Stay Still" y "We Are Becoming Exhibits", expresan ese punto de vista.

Hace una mordaz sátira sobre la cultura consumista. El lema de una obra es "Compro, luego existo", subvirtiendo el famoso dicho de Descartes "Pienso, luego existo". En nuestra era, la materia ha sustituido al pensamiento como forma de confirmar nuestra existencia. Entre sus famosos lemas se incluyen "Cuando escucho la palabra cultura, saco mi chequera", "El dinero puede comprar amor", "Cree como nosotros", etc. Ha criticado despiadadamente el poder, el dinero, la materialidad y el sexo. Sus obras pueden verse como una clara propaganda política.

Ya sea un cartel promocional o un cartel comercial, cuando se coloca en un lugar público tiene un carácter compulsivo que no podemos evitar. Kruger colocó sus obras en vallas publicitarias en el metro, calles y plazas para promover sus puntos de vista; también convirtió algunas de sus obras en postales, bolsas de compras o las imprimió en camisetas para la venta y las difundió ampliamente. Todo esto requiere dinero, y ella no es tan estúpida como para estar dispuesta a gastar toda su riqueza para cambiar esta sociedad, por lo que a menudo coloca sus carteles en marcos de vidrio rojo, les coloca etiquetas de precios y los exhibe en galerías. Este último punto es importante porque obliga a la gente a pensar en estos carteles como arte y no como publicidad, y también contribuye a la reputación de Kruger como artista más que como diseñador, y la diferencia de precio entre los dos es enorme.