Colección de citas famosas - Colección de versos - Encuéntrame cinco modismos, dos poemas y una historia sobre caballos. Date prisa, gracias.

Encuéntrame cinco modismos, dos poemas y una historia sobre caballos. Date prisa, gracias.

Modismos

Cuando el caballo tiene éxito, le resulta útil y el espíritu del dragón y del caballo se desenfrena.

Poesía:

Las flores son cada vez más atractivas, Asakusa puede prescindir de las herraduras.

Túmbate por la noche y escucha el viento y la lluvia, soñando con el caballo de hierro y el glaciar.

Historia

El viejo pionero perdió su caballo: una bendición disfrazada

Durante el Período de los Reinos Combatientes, cerca de la ciudad fronteriza del norte, vivía un famoso An anciano llamado Sai Weng. Sai Weng crió muchos caballos. Un día, uno de sus caballos se perdió repentinamente. Al enterarse, los vecinos acudieron a consolarlo y le aconsejaron que no se preocupara demasiado. Cuando envejezca, debería prestar más atención a su salud. Al ver que alguien lo consolaba, Sai Weng dijo con una sonrisa: "Perder un caballo no es una gran pérdida y tal vez traiga algunas bendiciones". El vecino se divirtió con las palabras de Sai Weng. Obviamente, perder el caballo era algo malo, pero pensó que podría ser algo bueno, obviamente sólo para consolarse. Unos días más tarde, el caballo perdido no sólo regresó a casa por iniciativa propia, sino que también trajo un caballo de guerra huno. Después de que los vecinos se enteraron, todos admiraron la previsión de Sai Weng y lo felicitaron uno tras otro, diciendo: "Aún tienes previsión. No sólo no perdiste tu caballo, sino que tuviste la suerte de traer de vuelta un buen caballo". Weng escuchó las felicitaciones de sus vecinos, pero no estaba nada contento. Dijo con ansiedad: "Un buen caballo que obtiene algo a cambio de nada no es necesariamente una bendición, pero puede causar algunos problemas". Los vecinos creían que su postura era pura astucia de los ancianos. Obviamente estaba muy feliz, pero no quise decirlo. Sai Weng tiene un único hijo al que le gusta montar a caballo. Descubrió que el caballo que traía era un buen caballo, de pezuñas largas, de relincho fuerte, gordo y feroz. Monta todos los días y está orgulloso de sí mismo. Un día estaba tan feliz que chocó contra un caballo, empezó a galopar, tropezó, se cayó del caballo y se rompió una pierna. Al enterarse los vecinos, acudieron a expresar sus condolencias. Sai Weng dijo: "No es nada. Puede ser una bendición poder salvarle la vida después de romperse la pierna". El vecino pensó que estaba diciendo tonterías otra vez. No podían imaginar cómo una pierna rota traería buena suerte. Pronto, los hunos invadieron a gran escala y los jóvenes fueron reclutados en el ejército. El hijo de Sai Weng no puede alistarse en el ejército porque se rompió una pierna. Todos los jóvenes que se unieron al ejército murieron en el campo de batalla, excepto el hijo de Sai Weng.