Un poema que describe a personas mirándose en el espejo.
Mirándose al espejo, hay una sonrisa entre las cejas, reflejando la luz como agua.
Las arrugas del rostro siguen siendo las mismas, pero la sabiduría del corazón ha sido recogida.
Mirarte al espejo no es sólo ver tu apariencia, sino también reflexionar sobre tu estado interior. Si sonreímos, nos veremos con los ojos curvos y las comisuras de la boca levantadas; si fruncimos el ceño, nos veremos arrugados y pesados.
Pero no importa cuál sea la situación, debe ser aceptada y valorada. Porque todas son vivencias y vivencias en nuestro proceso de crecimiento. Al mismo tiempo, al mirarte en el espejo, también puedes reflexionar sobre tu mundo interior para ver si tienes alguna desviación, si hay espacio para crecer, etc.
En definitiva, en esta sociedad trepidante e impetuosa, es importante y necesario mirarse al espejo. Nos permite conocernos y comprendernos mejor a nosotros mismos, para poder afrontar mejor los desafíos y dificultades de la vida.