El himno del Día del Maestro es muy corto
1. "Maestro trabajador"
Maestro, has trabajado duro, pero las semillas que plantaste brotaron sin darte cuenta en una primavera brillante.
Puedes ser una de las personas comunes y corrientes, tan común y corriente como una pequeña piedra bajo tus pies, pero tienes un corazón ardiente. No hay un escenario decorado con flores y sedas de colores, sólo una dedicatoria nevada y sin remordimientos.
Maestro, gracias por su arduo trabajo. Cuando el sol de ayer ya no es tan joven como lo es hoy, despiertas del sueño de que la vida no será fácil.
Tienes razón, no podemos desperdiciar nuestra orgullosa juventud. Tu corazón es un valle tejido de flores. Me acerco a la temporada de cosecha y busco almas atrapadas en el fango.
2. "El Jardinero Trabajador"
Cuántos años de reencarnación estacional, cuántas primaveras, veranos, otoños e inviernos, eres la vela roja que arde luminosa vida, Has pagado con tanta sangre y sudor, y no buscas ser recordado en la historia, propagas el fuego de la sabiduría con tus verdaderos sentimientos.
Así como el gusano de seda de primavera ha dedicado su vida a la lealtad, así como la ciruela de invierno canta la canción del comienzo de la primavera. Cuántas noches invisibles, cuántas veces brillan las luces, tu figura sentada en el escritorio en la larga noche, sumando cabellos entre los cabellos verdes, riendo en el podio de un metro. Acortas la distancia entre ustedes con su amor.
Eres el sol que derrite el hielo y la nieve indiferentes, y eres el guía que saca a las personas del laberinto científico. ¡ah! ¡Glorioso maestro y jardinero trabajador! La fragancia de melocotones y ciruelas es tu alegría, dedicando en silencio tu corazón desinteresado. ¡ah! ¡Glorioso maestro y jardinero trabajador! La fragancia de melocotones y ciruelas es tu alegría, dedicando en silencio tu corazón desinteresado.
Tercera vela, silenciosa
No tienes un cuerpo fuerte, pero nos sostienes un cielo sin lluvia. No tienes manos de arquitecto, pero nos has sentado las bases más sólidas. No tienes ojo de artista, pero construyes magníficos edificios para nosotros.
Tu profundo conocimiento nos hace sentir civilizados y esperanzados. Tu noble mente nos ha enseñado tolerancia y paciencia. Tu noble personalidad afecta profundamente nuestros corazones.
Gracias profesor. Le agradecemos sinceramente. Eres como una vela silenciosa, quemándote pero iluminando a los demás. Con tu brillante guía, no nos perderemos en la oscuridad.