No puedo perdonar a mi suegra y a mi marido, egoístas y autoritarios.
No puedes esconderte. Dígaselo primero a su marido y déjelo defender la justicia. Si él no lo hace, entonces puedes decir, entonces solo puedes usar mi propio método para ignorarme. Si ella te obliga nuevamente, puedes dejar de ser un matón y volver a la casa de tus padres. Ahora que tu hijo está casado, puedes regañarme todos los días, diciendo que yo no soy eso, no soy quien soy. Al menos hazle saber que no te conviene. Si tu marido no defiende la justicia, tienes que darle una lección. Eh, las hijas de otras personas se enojarán contigo por haber venido hasta el final. Lo siento por ti. Mi papá es el yerno de puerta en puerta. Siempre se siente como un extraño, no le cuenta muchas cosas a su madre y tiene mal genio, lo que le lleva a emociones complicadas y conflictos incontrolables. Por desgracia, la familia es imprescindible.