Mensaje del instructor de entrenamiento militar a los estudiantes
El tiempo vuela y los años pasan volando. Sin saberlo, el entrenamiento militar para los nuevos estudiantes de nuestra universidad ha estado sucediendo durante algún tiempo. A veces, cuando veo a este hermano y hermana menores entrenando duro en el patio de recreo, mi corazón inconscientemente es arrastrado por una fuerza invisible y vuelvo a la época inolvidable de nuestro primer año.
Cuando mis pensamientos errantes finalmente regresaron a la realidad, un sentimiento inexplicable surgió espontáneamente. Este sentimiento no es tanto un recuerdo lejano de mi entrenamiento militar de primer año sino que está demasiado lejos de mí, por lo que se parece más a mi mensaje afectuoso para los nuevos estudiantes de nuestra universidad.
Dado que el primer rayo de sol al amanecer ilumina la tierra y rompe la última oscuridad antes del amanecer, puedo escuchar tus pasos limpios durante el entrenamiento militar casi todos los días, y escuchar tus sonoros 1, 2, 3, 4. y poderosa melodía. En secreto pensé que debería ser tu voz natural única, que es absolutamente única en otros campos.
El sol naciente pasó suavemente a China y Japón en una trayectoria magnífica según el ritmo de tiempo establecido. La hora ha llegado silenciosamente al mediodía. El sol brilla intensamente en este momento, pero te traerá la prueba más grande: el calor, pero eres realmente genial. Bajo el sol abrasador, las pulcras formaciones cuadradas y las figuras vigorosas se reflejaban en mi mente, que nunca olvidaré.
La tierra todavía está muy caliente y el aire parece estar estancado. Los estudiantes mezclados con agua regia y lágrimas formaron un escenario militar único, mostrando la fuerte voluntad de esta nueva generación. Te enfrentas a las dificultades con valentía. Este tipo de voluntad no puede entenderse sin entrenamiento militar y bautismo.
También hablamos libremente durante la clase, nos reímos de buena gana y expresamos la depresión y el aburrimiento del entrenamiento militar. También establecí una profunda amistad con el instructor. Aunque el último rayo del atardecer desapareció, la noche llegó tranquilamente. Bajo la luna brillante, tu postura sigue siendo tan elegante y conmovedora. Quizás en este momento no tengas ni el orgullo del amanecer ni el sol abrasador del mediodía.
Pero en este momento, se trata más de una perseverancia en el entrenamiento militar, una perseverancia que no se rendirá hasta lograr el objetivo.