La diligencia es la única manera de gestionar una familia.
Se dice que en la antigüedad, un anciano tenía dos hijos. Al primero lo llamaban trabajador y al segundo lo llamaban frugal. Aunque los dos hermanos tienen el mismo padre y madre, sus temperamentos son completamente diferentes: el primero es trabajador y es un conocido artesano. La gente piensa que hacerse rico no es un problema mientras trabajen duro. Sin embargo, el hijo mayor sólo sabe cómo ganar dinero desesperadamente, y luego lo gasta generosamente, incluso despilfarrándolo. La capacidad del segundo hijo para ganar dinero no es tan buena como la del hijo mayor y no es lo suficientemente diligente. Cuando gana menos dinero, no puede esperar a gastar un centavo y su vida está en apuros. De esta manera, cuando llegó el momento de casarse, no ahorraron ni un centavo. El anciano no tuvo más remedio que llamar a los dos hermanos al frente del salón, y luego les señaló con seriedad sus respectivas ventajas y desventajas. advirtiéndoles que vivir solo en este mundo no es suficiente. Sí, la frugalidad por sí sola no es la salida. Sólo siendo diligentes y frugales podremos vivir una vida cada vez mejor. La diligencia y la frugalidad son la forma de ganar dinero, y la frugalidad es la forma de ahorrar dinero. Sólo combinando diligencia y ahorro una familia puede ser rica. Las gotas de agua se convirtieron en ríos, los granos de arroz se convirtieron en cestas. No sólo es necesario crear riqueza, sino también acumularla.
Si echamos la vista atrás a la sociedad actual, muchos jóvenes ni siquiera piensan en ella durante un día porque no saben cómo ser diligentes y ahorrativos. Les gusta emborracharse hoy y preocuparse mañana. Si tienen dinero, lo gastarán desesperadamente. Si no tuvieran dinero, serían geniales. No sólo eso, algunos jóvenes que consumen antes de lo previsto no han acumulado riqueza e incluso están muy endeudados. Esto no es aconsejable. La diligencia es como un par de hermanos Luan, es la clave para acumular riqueza en la vida. La diligencia y el ahorro pueden generar dinero, y la frugalidad puede conservarlo. Sólo siendo diligentes y frugales podremos aumentar los ingresos y reducir los gastos, acumular riqueza y mejorar la vida.
Hoy en el almuerzo, calenté gachas y sobras y le pedí que comiera a mi hijo, que está en segundo grado de primaria. Insistió en comer estofado. Aproveché para educarlo, tal como me enseñó mi padre, diciéndole que las personas no solo deben ser diligentes y frugales, sino también saber ser ahorrativas, por muy diligentes y frugales que sean, por mucho que sean. Por mucho dinero y riqueza que tengan, no pueden soportar la extravagancia y el despilfarro sin sentido. Como era de esperar, mi hijo aceptó terminar conmigo las sobras primero y luego preparar una olla caliente para la cena.
Efectivamente, cuando una persona está viva en este mundo, no puede escapar del sufrimiento aunque sea su trabajo. La vida mata a todos de la misma manera: basta con darle un cuchillo. Hacerse rico requiere trabajo duro, y la frugalidad y el cuidado del hogar son las verdaderas estrategias de supervivencia a largo plazo; la diligencia y el ahorro son la solución a largo plazo; No sólo es necesario crear riqueza, sino también acumularla. Ser diligente y ahorrativo no tiene nada que ver con la tacañería, sino con una actitud racional para disfrutar de la vida. La pereza y el despilfarro son vergonzosos. La pereza sólo puede ser ociosidad, y el despilfarro y el despilfarro son pecados profundamente arraigados que desprecian o ignoran los frutos del trabajo de otras personas, e inevitablemente serán severamente condenados por la conciencia y despreciados sin piedad por la moralidad.
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