------Composición que me deja un regusto interminable
Mi alma mater me da un regusto interminable
El avión de papel, que transportaba cada pedacito de mi carrera en la escuela primaria, navegó hacia el mar más azul.
Mi carrera en la escuela primaria ha pasado sin darme cuenta. Parece ser algo de ayer, a veces claro; Todos los días, con una pesada mochila, entro al campus familiar, entro al cálido salón de clases, me siento en el escritorio ordenado, sostengo mi amado libro y toco la sinfonía del aprendizaje.
El patio de recreo de mi alma mater está grabado con mis pasos corriendo, mostrando escenas mías persiguiendo y jugando con mis compañeros de clase, llenas de nuestras risas, y todavía está muy claro hasta el día de hoy. Pero ahora el patio de recreo del campus de la escuela secundaria ya no tiene las espaldas locas de los estudiantes, y nuestra risa ya no resuena; solo están las figuras de los estudiantes caminando apresuradamente al salón de clases. Esos momentos felices hacen que ahora los extrañe.
El aula de nuestra alma mater resonaba con el sonido de nuestra lectura de Lang Lang; el pizarrón tenía las huellas dactilares de nuestros compañeros. En esa gran familia cálida y armoniosa, derramamos nuestras lágrimas de fracaso y sudor de éxito donde una vez luchamos ferozmente, cada uno sin querer quedarnos atrás y trabajamos duro donde una vez competimos por el honor de la clase, por nuestros saludos; éxito. Como todo el mundo sabe, esa gran familia deslumbra bajo nuestra decoración. Pero ahora, estudiar en la escuela secundaria ya no es tan fácil. Ante el pesado trabajo académico, simplemente lo acepto en silencio y no hay nada más que hacer. La felicidad que alguna vez tuve ahora se ha desvanecido silenciosamente.
Las sinceras enseñanzas de mis maestros de primaria me han permitido alcanzar un nuevo nivel en la vida paso a paso. Ella me hizo pasar de la ignorancia a la sensatez, de la puerilidad a la madurez. Me llevó al palacio de la literatura y me dejó vagar en el océano del conocimiento. Su sonrisa primaveral es algo que nunca olvidaré.
Mis compañeros de juego en la escuela primaria me hicieron sentir el valor de la amistad y son un tesoro en mi alma mater. Cuando estaba triste, vino a sanar las heridas de mi alma; cuando estaba desamparada, vino a consolarme y dejarme ver la luz nuevamente. La alegría y la sencillez de estar con mis compañeros cuando era niño me hace recordar sin cesar. Esos pequeños momentos en mi alma mater son infinitamente memorables. Es como una taza de café fuerte. Saboréalo con atención y tendrás un regusto interminable.