Los hermanos llegan hasta la poesía moderna
Nos reunimos y caminamos bajo este cielo.
Al vivir juntos y comer juntos, nos hicimos amigos.
Abre tu corazón y seremos hermanos.
El sol ha perdido su antiguo calor.
Sólo los cálidos ojos de madre iluminan nuestra solitaria noche.
Hermano, abajo y fuera. Vida.
Personalidad, perdida en platos desagradables.
Dignidad, arrodillado ante los avatares del tiempo.
¿Érase una vez? La fragancia de las flores fuera de la ventana llegó a la fría prisión.
El sonido del hielo rompiéndose golpeó los barrotes silenciosos.
Hermano, ¿aún te lamentas del sufrimiento en el purgatorio?
No hay flor que nunca se marchite, y no hay camino recto en la vida.
¿Qué clase de dolor es este? A lo sumo es sólo un rasguño en la vida.
Por muy oscuro que esté, siempre habrá luz.
¡No te quejes, mira hacia el camino equivocado y bebe el vino amargo!
¡Buen viaje, hermano!
No hay obstáculos en la vida.
Siempre y cuando el alma no caiga al abismo.
La fe del cuervo florecerá como una flor en el precipicio de la resurrección.