Si no hay vida, el futuro no será largo.
Érase una vez, ingenuamente, que el camino sería largo y largo, pero que llegaría un momento en el futuro. Sin embargo, después de vivir tantas vicisitudes, tengo miedo. Ya no creo que todavía quede un largo camino por recorrer, y ya no creo que volveré a verte.
La vida de una persona es como un tren que se dirige a la tumba, y nadie sabe en qué estación se bajará. Las cosas en el mundo son impredecibles y es difícil ir en contra de la voluntad de Dios. ¡Qué pequeños y frágiles somos ante los accidentes!
Durante tantos años, frente a todas las incertidumbres que me rodean, me he sentido realmente triste y lleno de culpa y arrepentimiento sin fin. Lamento no haberlos apreciado, lamento no volver a verlos, lamento no haberlos conocido mejor... No supe apreciarlos hasta que los perdí, pero ya era demasiado tarde. Mis ojos se llenan de lágrimas, muchas de las cuales me han abandonado y nunca volverán.
Nunca se sabe qué pasará primero, si el mañana o el accidente.
Ante los accidentes no hay nada que podamos hacer. Lo único que podemos hacer es llorar amargamente, recordar y rendir homenaje, lamentarnos y culparnos. Todo lo que podemos hacer es apreciar a las personas que nos importan y que todavía están aquí.
De ahora en adelante, mantén el espíritu de Mamba en mente, trabaja duro, sigue adelante y esfuérzate por superar cada dificultad.
A partir de ahora, valora cada día de tu vida, cuídate bien y valora a las personas que te rodean.
Nunca se sabe qué pasará primero, si mañana o el accidente, así que valora el ahora.
Recuerda siempre que sin vida, el futuro no será largo.
Aprecia lo que tienes ahora.