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700 palabras rojas que tocan el núcleo del ensayo

El color rojo que toca el alma

De pie en el patio de una escuela primaria juvenil, recordé mi inocencia, alegría y anhelo cuando me uní al equipo. Cuando sopla la brisa, el rubor de su pecho ondea con el viento.

El pasado siempre me lo recuerda y todavía hay ondas en mi corazón.

Cuando era joven, amaba y admiraba mucho el pañuelo rojo. El ideal y lejano sueño de mi infancia es poder usarlo algún día.

Cuando entré al campus de la escuela primaria, era tan ingenuo que no podía esperar para ponerme el pañuelo rojo que solo tenían mis hermanos y hermanas. Cuando la música a todo volumen llegó a mis oídos, supe que iba a usar un pañuelo rojo y convertirme en una auténtica joven pionera.

Cuando me uní al equipo por primera vez, me llené de emoción cuando vi el pañuelo rojo ondeando en mi pecho. A partir de entonces, juré amarlo honestamente y para siempre. Siempre lo uso cuidadosamente alrededor de mi cuello y no puedo dejarlo después de la escuela. Lo guardo en el cajón como un tesoro precioso.

El maestro nos enseñó en aquel momento: “El pañuelo rojo es la esquina de la bandera del equipo, teñida con la sangre de los mártires”.

Esta frase, después de eso, llenó mi cerebro y se mezcló con mi sangre. Nunca hubo ninguna duda.

Quizás es muy joven y no entiende de historia. En su corazón, sólo expresó una afirmación de esta frase, pero no entendió su significado. Sólo sintió puro amor por el pañuelo rojo.

A medida que voy creciendo, voy acumulando conocimientos poco a poco, y también conozco y comprendo el pasado de mi patria. Este simple amor se ha convertido en una responsabilidad ineludible, la responsabilidad por el destino del país. Me exigiré estrictamente en todas partes, me contendré y seré un verdadero joven pionero.

Este tipo de perseverancia siempre ha existido, porque este pañuelo rojo ondeante me dio la motivación para seguir adelante. Cuando camino por la calle, ya no prestaré atención al confeti en el suelo; cuando camino por el paso de cebra, ya no prestaré atención a las personas mayores con movilidad reducida, cuando me siento en el autobús lleno de gente; Ya no prestes atención a la frágil mujer embarazada. ...

Momento tras momento, pensé que dejaría de avanzar, pero este toque de rojo en mi pecho me impulsó a ayudar a los necesitados una y otra vez. Parece que he crecido y ya no soy la misma persona que era antes de unirme al equipo. Espero dejar que otros usen un pañuelo rojo brillante para mí, pero transmitir mi amor y ayuda al próximo niño que use un pañuelo rojo.

Al estar de pie en el patio de recreo y observar a los niños jugar felices, siempre siento que la carga sobre mis hombros no ha sido liberada. Sopló una brisa y había un tenue color rojo frente a mis ojos.