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Composición: El mejor regalo para los profesores en el Día del Maestro

Maestro, todos dicen que tú cultivas los pilares de la patria; pero yo quiero decir que tú eres los pilares de la patria. ¡Son ustedes quienes sostienen la columna vertebral de nuestra generación!

¡Eres como una vela roja, dando todo tu calor y luz a tu descendencia! Tu carácter y espíritu se pueden resumir en dos palabras: ¡arder! ¡Sigue ardiendo!

Las lecciones que enseñaste son tan ricas y coloridas. Cada capítulo parece haber abierto una ventana frente a mí, permitiéndome ver un hermoso mundo nuevo...

Ah, ¡Gracias a ti el jardín es tan hermoso y la tierra está llena de primavera! Maestro, abre la ventana y echa un vistazo. ¡Este jardín lleno de paisajes primaverales, este jardín lleno de melocotones y ciruelas, te saludan! Sin el alimento de tus pensamientos, ¿cómo podrían florecer tantas hermosas flores del alma? ¡Ah, maestro, ingeniero del alma humana, quién no te alabaría! Difundir conocimiento es sembrar esperanza y felicidad.

¡Maestro, tú eres el sembrador de esperanza y felicidad!

Maestro, tú eres cultivador de belleza y sembrador de belleza. ¡Eres tú quien brilla con un hermoso sol y humedece con una hermosa lluvia y rocío, para que nuestros corazones estén verdes y llenos de flores! ¡Estás ocupado con el florecimiento de las flores y la maduración de los frutos, colgando silenciosamente la sombra verde de las hojas! ¡Ah, maestra, tu espíritu siempre estará en mi corazón!

Te pareces más bien a las desconocidas raíces de los árboles, que hacen que los pequeños árboles crezcan vigorosamente y que las ramas se llenen de abundantes frutos, pero no pides compensación alguna.

Tú nos diste un gobernante de la vida, permitiéndonos medirla cada día; nos diste un espejo de comportamiento ejemplar, para que tengamos modelos a seguir para aprender de todas partes.

Tú eres el puente que conecta las montañas cortadas para nosotros, permitiéndonos alcanzar la cima de la cosecha; tú eres la hiedra, dura y esbelta, que nos guía para recoger Ganoderma lucidum y ginseng en la cima de la montaña. acantilado. Cuando una plántula necesita un vaso de agua, nunca le dará un balde de agua y cuando necesite un balde de agua, nunca le dará un vaso de agua. Dar en el momento adecuado y en la cantidad adecuada es la habilidad de un buen jardinero. Maestro mío, este es también tu arte de educar. No importa lo duro que trabajes, el melocotonero estará maduro y el ciruelo estará maduro. Es fácil plantar flores pero difícil cultivar personas. La fragancia de volar en el valle es extraordinaria, el mundo está lleno de poemas, pinturas y personas talentosas sonríen.

Maestro, utilizas la emoción humana más noble, el amor, para sembrar primavera, sembrar ideales, sembrar poder... Sembrar con palabras, cultivar con bolígrafos de colores, regar con sudor, nutrir con trabajo duro, esto somos nosotros Querido maestro, noble labor.

Trabajas hoy, pero estás construyendo el futuro de la patria; enseñas en las aulas, pero tus logros están en todas las direcciones de la patria. Maestro, si te comparan con una almeja, entonces los alumnos son como la arena en la almeja; usas el amor para lamerla, molerla, remojarla, lavarla... Con el paso de los años, la arena se convierte en perlas, brillando intensamente. .

Tu carrera docente tiene innumerables recuerdos orgullosos y felices, pero los atesoras en el corazón y sólo miras el campo a desarrollar.

Si fuera poeta, escribiría con entusiasmo poemas para alabar la inmensidad y profundidad del mar. Y te lo dedico a ti, mi maestro de mente amplia y conocimiento profundo.

Los maestros son el fuego que enciende el fuego de los corazones de los estudiantes; los maestros son escalones de piedra que permiten a los estudiantes subir paso a paso.

Eres como una vela, aunque es fina, tienes algo de calor y algo de luz, iluminando a los demás y agotándote a ti mismo. Esta dedicación desinteresada nunca será olvidada. El lenguaje de sus conferencias es tan dulce como los tintineantes manantiales de las montañas, tan amigable como los borboteantes arroyos y tan emocionante como los ríos caudalosos...

El gusano de seda primaveral nunca ha pronunciado una palabra autoproclamada en su vida, y el hilo de plata que escupe es la medida que rige el valor de la vida. Querido maestro, nunca te has alardeado frente a los demás, pero los melocotones y ciruelas en flor son el mayor elogio para ti.

Tu amor es tan cálido como el sol, tan suave como la brisa primaveral y tan dulce como la clara primavera. Tu amor es más serio que el amor de padre, más delicado que el amor de madre y más puro que la amistad. Tú, el amor del maestro, eres el más grande y noble del mundo.

El valor de una luciérnaga radica en utilizar la lámpara que cuelga de su espalda para iluminar a los demás; su respetabilidad radica en brindar siempre comodidad a los demás;

¿Quién esparce la lluvia y el rocío por toda la tierra? ¿Quién trabaja duro para cuidar las plántulas? ¡Eres tú, maestra, eres una gran jardinera! Mira las flores que florecen por todas partes, ¡cuál no tiene tu arduo trabajo y cuál no tiene tu sonrisa!