Poesía en los lectores
Hermano
Después del Año Nuevo
Mi hermano empezó a decorar su casa con flores y plantas.
Quería llegar antes del Festival Qingming.
Pábreme un camino de primavera.
Le grité a mi hermano sobre una piedra vertical.
La voz pareció ser tragada.
Dos ríos calientes corrieron por mis mejillas.
Uno es muy feliz, el otro es muy miserable.
Mi hermano lo cogió en una copa de flores.
Luego sacudió la cabeza con hojas verdes, avergonzado.
No sé si la vida o la muerte están más cerca de la verdad de la tierra.
No hay ningún hermano en el mundo.
Pero el amor siempre está ahí.
Gotas de rocío frescas cuelgan de las lápidas
Parece que a todo el mundo le late el corazón.
No tengo peso.
Soy cuarenta y nueve kilogramos en la tierra.
En el espacio, no tengo peso.
En tu corazón, a veces soy tan ligero como una pluma.
A veces es tan pesado como el monte Tai.
Finalmente me di cuenta de que no tenía peso.
Tú me das todo el peso.
Soy como una fruta colgada en la tierra.
Es solo que las ramas de los parientes están dobladas.
Guijarros
Las flores de durazno son muy ligeras.
El monje meditó en el arroyo durante miles de años.
Siento como si los latidos de mi corazón y mi respiración hubieran muerto.
Ni el resplandor de la mañana ni el sol poniente pueden manchar su mundo mortal.
El tiempo en sus cuerpos es como una reliquia, gris y limpia.
Cuando la luna brillante se hunde hasta el fondo del agua
Se oye el grito colectivo
La estrella fugaz
no está una flor, no un pájaro.
La puerta del tiempo
Cerrada en el ardor de la luz
Quizás fui la estrella más brillante hace cientos de millones de años.
Con tus ojos desvelados
Pero no quiero enredarme con este mundo.
No hay vías de ferrocarril al cielo en la tierra.
Donde caí
La noche lo reparó con dificultad.
No estoy ni allí ni aquí.
Solo se puede ver
Montañas de piedras
Flotante/vida corta
Primera vida
Fue flotado por el líquido amniótico de la madre.
En un océano más grande.
Debes aprender a agarrarte a un clavo ardiendo.
Mi madre me dio un cuerpo.
Pero no me dio aletas para nadar ni mejillas para respirar.
Fue mi culpa haberte atrapado.
Tú también eres quien busca la pajita en los altibajos.
En esta vida, el viento trae la lluvia.
Cuentas de sangre alegres y tristes.
Siempre cae de forma áspera.